Me han insinuado que para hablar de fútbol hay que vivirlo y comprenderlo.
Que aquellos a los que no nos apasiona nos faltó jugarlo de chicos, o en algún momento de la vida.
Que no podemos hablar de fútbol porque desatamos al troll que vive dentro de todos, agazapado hasta que alguien -ajeno, extraño, descastado, no integrado- despierta sus furias con su ignorancia acerca de "la más importante de las cosas menos importantes".
La noche anterior -la del martes- supuestamente TODOS debimos ser una camiseta, tatuada en la piel dicen; no sentirla lo condena a uno a irse con las "mujeres" -el tristísimo estereotipo- a ver la novela de las ocho, o a escuchar la hora del lonchecito, porque chochera, te faltan.
Y no debería decirlo, pero muchos de los que asi hablan ven la novela de las ocho con deleite, y se desgañitan con los hits incombustibles de hace cincuenta años en la oficina o en el karaoke.
Yo no veo novelas, no me gustan las canciones del lonchecito y no soy futbolero.
¿Miro el mundial? Si. Me gusta el juego atildado y enérgico que se ve en las finales. Sigo a les bleus, los franceses, con cariño desde 1986. Me cae mal Brasil. Soy un sacrílego.
El sentimiento de hincha lo comprendo, y no necesito ver fútbol para eso. En el tiempo de las pertenencias, hace mil años, en mis primeros veintis, creí que necesitaba identificarme con algún "club". Así que sumando mis desprecios y mis aversiones, salió premiada la celeste, e "hinché" por Cristal hasta 2000. Pero no había pasión. No la encontré.
(En medio de ese camino, claro, encontré cosas que sí me despertaban pasión. Las reservo para mí, pero quienes me conocen las saben...)
Ahora me dicen que no debo opinar sobre un fenómeno que no comprendo porque no soy hincha. Y que no existe un cavernario dentro de cada uno de los que se sientan frente a la tele o en las tribunas de un estadio.
Igual Perú perdió, el país siguió adelante, y como muchas otras muestras de falsa religiosidad, la pasión por la camiseta se volvió a guardar en el bolsillo.
Para la próxima será. Entretanto, nosotros nos reímos un poco de los estereotipos y otras cosas en dos bloques de ¿Como Haríamos?.
A escuchar
Primera Parte:
Segunda Parte: